Todos sabemos que el aporte sanguíneo en las heridas crónicas es vital para la regeneración del nuevo tejido y cicatrización, si los componentes sanguíneos no son capaces de llegar y actuar desde dentro del cuerpo al lecho de la herida. ¿Podemos hacer que lleguen de otra manera?
Si eres de Burgos te habrás dado cuenta que los japoneses después de visitar la catedral se van derechos a picar y prueban entre otras cosas las famosas morcillas. Si el autor del tratamiento que a continuación vamos a ver llega a visitar Burgos, no dudo en que se le pasaría por la cabeza diseñar un apósito de morcilla humana autóloga y no es broma.
El dermatólogo japonés Michiko Iwayama6 de la universidad de Nagoya ha publicado en 2009 un caso clínico de una herida crónica, con tratamiento de hemoterapia tópica (THT), que prepara el lecho de la herida para un injerto de piel.
La metodología utilizada fue extraer al paciente sangre fresca y heparinizarla a razón de un 1 mililitro de sangre por 0.1 ml de heparina (1000 UI/mL).
Posteriormente esta sangre fue utilizada para rellenar una cámara construida a partir de hidrocoloide y film de poliuretano, de manera que la sangre este en contacto con la herida. La cura y sangre se renovó cada 24 horas.
Los resultados mejoraron el crecimiento del tejido de granulación, y desaparición de fibrina propiciando un lecho idóneo para colocar el injerto.
En la foto superior podemos ver como a través de un agujero de 3mm realizado en un hidrocoloide extrafino se rellena el lecho de la lesión con la sangre heparinizada.
En las fotos inferiores: (a) Justo antes de comenzar la hemoterapia tópica. La línea continua indica el área del tejido con fibrina.(b) Cuatro días después de comenzar el tratamiento, la línea continua marca la reducción de la superficie del tejido de fibrinoso, la línea de puntos marca el área epitelizada. (c) Siete días después de comenzar el tratamiento. (d) Once días después de comenzar el tratamiento. (e) Trece días después de comenzar la tratamiento (antes de la operación de injerto). (f) Siete días después del injerto.
En la discusión nos informa que existen otros estudios que han utilizado la THT con unos resultados con promedios de un 75-80% de la superficie de la úlcera cubierta por tejido de granulación después de seis a nueve ciclos de tratamiento. La formación de tejido de granulación, progresó rápidamente durante los primeros seis tratamientos, y después más lentamente. El mecanismo molecular de la THT todavía no está claro. Se ha sugerido que algunos factores de crecimiento y proteinasas presentes en el plasma podrían estar implicados en la eliminación de tejido fibrinoso, dando lugar a la granulación y epitelización. La THT es un procedimiento rentable y relativamente indoloro. Además, algunos estudios han informado de que el dolor debido a úlceras crónicas se redujo significativamente por THT.